Dos voces que se llaman Transtörmer y Helder

Hace poco murieron dos grandes de la poesía, ambos de tradiciones lingüísticas aparentemente lejanas el uno al otro pero quizás más cerca de lo que pensamos ..

Herberto Helder (Portugal, 1930-2015)  y Tomas Transtörmer (Suecia,1931-2015).

Aquí debo agradecer a la colaboración invaluable del poeta panameño Javier Alvarado para la poética de Helder y a la página Vallejo and Company (http://www.vallejoandcompany.com/requiem-por-transtromer-breve-seleccion-de-poemas/ ) para Transtörmer

A continuación un par de poemas, uno de cada uno para recodarlos y acompañarlos en su viaje...

 I. Herberto Helder

1963

(De LA MÁQUINA LÍRICA)

EN MARTE APARECE TU CABEZA

En Marte aparece tu cabeza –
yo quería decir. En el lugar donde
desapareció la ventana,
la cabeza de vaca de fuego, aparece
la cabeza. Donde estaba la cortina fría,
de pájaro escuchando.
En Marte, como la ropa bate en el viento
y en la Tierra las herraduras baten
en mi cabello.
Como el fuego dentro de la piedra turquesa,
en Marte aparece tu
cabeza de vaca. Por detrás de la fría cortina –
yo quería decir.

Ahora sé que debo saber, solo.
Las letras de la lluvia locas a espaldas –
escribiendo, escribiendo.
Solo, yo la sé dormir. Con un ramo
de peces y un violín
en medio de los ll, de los mm, de los ii
de la lluvia.
Con mi ramo de violines, yo solo
en medio de la lluvia. Ahora
sé que debo escribir mis peces.
Tu cabeza
aparece en la ventana de Marte en fuego.

El fuego que anda en ti que andas como una
piedra turquesa,
al lado de la fría cortina. Mirando, escuchando
como un pájaro, donde llueve.

Como sólo ahora sé con las letras.

La lluvia te abre, el día bate, la ropa
tropieza con las herraduras
en mi cabello. Y sólo ahora haces
tu gesto con lluvia, en medio de las letras.
Abrete, oh ábrete. En la cortina,
ahora, tu cabeza al lado de los peces –
escuchando, escribiendo,
como sólo ahora yo sé: mi ramo
de violines.
Escucha: el vaso, la catedral, el libro,
el candil.
Yo ahora sé escribiendo de lado el fuego
de la cabeza. Escucha: descascaro
manzanas, como manzanas, las manzanas
en su color al medio – y se juntan
entre sí, y soñarán. Escucha:
lloviendo, escuchando, escribiendo.
La ropa bate en el viento.
Escucha como ahora sólo bate el color
en las manzanas. Tu cabeza, la cortina fría.

Te doy las letras de los peces, escuchando –
sólo ahora, sólo ahora.
Escuchando en ti, abriendo
con tu llave todas tus manzanas
en su color. Sólo ahora
escribiendo yo sé.



II. Tomas Transtömer

Algunos minutos

El pequeño abeto del pantano alza su copa: un trapo oscuro.
Pero lo que uno ve no es nada
frente a las raíces, las dilatadas, las que reptan ocultas, el
inmortal o semimortal
sistema de raíces.

Yo tú ella también nos hemos ramificado.
Más allá de lo deseado.
Fuera de Metrópolis.

Del cielo blanco lechoso de verano cae una lluvia.
Siento como si mis cinco sentidos estuviesen acoplados
a otro ser
que se mueve tan empecinadamente
como los corredores vestidos de colores claros en un estadio
sobre el que chorrea la oscuridad.

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