Dos caminos a la Eternidad - Benjamín Chavez "Cierta perspectiva de eternidad" y Jose Carlos Salinas "El Libro del Fuego"

En la segunda entrega me he dedicado a leer y disfrutar de dos poemarios, aunque uno es una antología y el otro la tercera obra del autor. En ambos el poder de la eternidad es vista desde dos cristales distintos, así que comencemos

Eternidad 1:Círculo

La primera obra es "Cierta Perspectiva de Eternidad" una la antología de la obra poética del autor Benjamín Chávez (Santa Cruz,1971) que recorre sus letras desde el año 2000 hasta el 2013.
La primera sensación que tengo es que su obra poética es recorrida por un concepto de Nieztche, El Eterno Retorno, esa sensación de volver a vivir las mismas vivencias sin importar el tiempo o en nuestro caso, la forma de los versos que leamos. Y para acompañar esta lectura dejo estos versos con los que abre el libro en sus primeras hojas, como una declaración de principios:

Cansado
mi resignación pesa más que mi cuerpo

Y es así como entramos en la eternidad que nos proponen, una eternidad que es cansada y está en todo lo que rodea al autor y por ende a nosotros

Del otro lado se cuentan historias
lejanas e increíbles
de éste
se evoca un límpido río

Una eternidad en la más profunda de las cotidianidades, una eternidad que nos llega en un instrumento que ya no se usa

Con el walkman sin pilas
Los fragmentos de la calle
enumeran mis pasos

Incluso cuando el poeta intenta entrar en otra piel, la piel de un animal, se da cuenta que no escapará de esta rueda de eterno retorno y quizás sin quererlo lo reflejo en dos poemas uno al lado del otro

Toda relación nominal de bajas
es asunto siniestro
                           (del poema Los motivos del lobo)
Sin novedad, concluye
-desmantelado altar de los desvelos-
la rutina del bar
a las seis de la mañana
                         (del poema Relación nominal de bajas)

y cierra estas referencias de la eternidad en la naturaleza, con la imagen de La Tortuga como guardián del reloj

El planeta se apoya en mi espalda
mi lentitud es un premio

Y por último el sublime acto de eternidad que tiene esta antología está en mostrarnos que en la variación de las cosas que pensamos eternas, se queda el sabor de la eternidad mas profunda

Cajas repletas de nuestra cosas aguardarán
en insípidos galpones un
retorno incierto.
Los boletos, aún intactos
se ven ajados
por un trajín espúreo

Y con todas estas pequeñas pistas, esta antología se puede mirar como una recopilación de eternidades que han acompañado al autor por toda una década: Esa húmeda batalla de los huesos y la tierra

Eternidad 2: Dionisio

Hace unos meses, exactamente en Diciembre del 2018, tuve la oportunidad de ver el nacimiento del tercer poemario Jose Carlos Salinas Granda (Lima, 1980). Este poemario tuvo un proceso de gestación de 10 años y contó con un prólogo de mi autoría. Pero en esta ocasión no reproduciré mi lectura prologuista, sino que la cambiaré como lector. En ese aspecto creo que este es también un canto a la Eternidad, como los versos de Benjamín Chávez, pero este viene desde el lado oscuro pero no menos luminoso.

Este canto está compuesto por las siguientes voces: Primer, Segundo, Tercer y Cuarto Humano, así como el Condenado, Condenada y La voluntad y La nada. Todo el poemario y sus voces están impregnadas por una bruma nieztcheana, pero a diferencia de Benjamín que habla del Eterno Retorno, para Salinas el núcleo es el mito dionisíaco o esa tragedia que nos vuelve sobre humanos: Me robaron cuando aún mi vida tenía un sueño blanco

El autor entra a la Eternidad como una renunciación y por ello navega entre la tragedia y la renunciación como en un océano despiadado:

Y regresé a la pluma y al papel
Donde apareció un alias
Y tiré todo al tacho de basura

 y en otra parte del poemario también lo re afirma:

El hombre desigual
Debe su origen a una reacción contra éste
Representa el movimiento y la propagación

Y no se crea que el poemario se aleja de la realidad, es más bien una reafirmación de esta como el sustento de la tragedia, la renuncia y a la vez la Eternidad

No duermo en paz en meses
La fortuna no me sonríe
Pierdo constantemente a grandes amigos
Y a mujeres perfectas
Mi salud se deteriora
No puedo ser un ser para la muerte
O para la vida
Hoy como todas las noches
Regresaré a dormir
Quizá aún pueda destacarme en eso
Y aquellos que pasen por mi lado
Sin ni siquiera la consideración necesaria
Para cerrar el libro una vez dormido
Dirá que soy bueno en algo
En algo al menos

Y sus referencias a la realidad van incluso como una interpelación a sus antepasado por no darle esa experiencia dionisíaca o por lo menos prepararlo para ello: Padre y madre engendran el alma, sin saber morir escogen la vida. Y a través de ellos interpela a su tiempo como algo carente e insuficiente para llevarnos al estado sobre humano: La locura es parte del pasado/Ahora todos somos iguales

Pero no todo es acusación, sino que (y en pocos casos se da eso) el poeta nos da un camino de lo que no debemos hacer si es que no queremos perder una pizca de sobre humanidad que aún nos queda:

Reproducirse por error
Trabajar por la culpa de haberlo traído al mundo
Envejecer tratando de conservar algo de dignidad
Envejecer y enfermar cada vez más
Fumar y jugar con tus orines
Aconsejar sin esperanza
Para que nada de esto se repita
Y con un poco de suerte 
Morir para siempre

¿Cómo salir entonces del circulo de la mortalidad? ¿Qué nos propone Jose Carlos Salinas?. El amor a la Eternidad, aunque es lo más difícil porque ella no es la amada o amado al que se puede tocar; solo queda el consuelo de que es posible intuirla:
Porque el camino de la santidad es para los santos
Y yo me quiero humano y de pólvora

Así pues parecemos tener un camino cerrado y duro para La Inmortalidad pero ya es cuestión de cada lector como romper ese muro



(Los autores Benjamín Chávez y José Carlos Salinas Granda, respectivamente)

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