El Sudario de Cristal (Extracto de la Musica del Hielo)

El sudario de cristal 
 
Ya quizás Vallejo perdió la respuesta, 
dos hombres quieren encontrarla 
y para eso revientan los brazos de un ángel de Chagall, 
 
Mientras otros raspan, 
la saliva endurecida en la piedra,
Valery busca sus lágrimas, 
no encuentra esas escarchas de metano, 
y para sentirse, 
toca con un organillero
en medio de las Siete Estaciones 
 
Una pareja busca su rostro perdido 
en los maniquíes de una tienda en la Quinta Avenida, 
entre los cristales rotos después de la algarada por la muerte negra, 
la que cayó sobre Nueva York 
y dejó en tensión los minutos antes del amanecer. 
 
“Victimas”, eso pasa por la mente de Eguren 
el mismo está sentado como una víctima, 
en el borde del Volga, 
procurándose versos con lo que llenarse el esófago. 
 
Aquí, uno siempre está agazapado, 
con este pequeño prisma que le robó a Verlaine, 
(que a su vez fue una herencia de la princesa de Cleves), 
siempre esperando el momento que uno pueda ser una fiera 
y asaltar al último ser humano que camina por la noche, 
y convertirse en sus pesadillas, y acompañarlo… 
 
Ni Mishima, ni Otomo, 
ellos que siempre dan una luz, que sus tintas son unos faros 
ni ellos pueden sustraerse a este agujero negro 
el mismo que hizo de Tokyo un fantasma, 
que se apropia del alma de cada palabra 
y las vuelve en sonidos secos, como mantis en su apocalipsis. 
 
Heine y Hölderlin ríen en Baviera, 
se sienten seguros mirando, 
contemplando los restos de todos los demás,  
restos que corren por las laderas, mientras se están calcinando y esperan 
el capítulo de alguna bienaventuranza. 
 
Y sin embargo los pobres, los que siguen al Sur escapándose 
de este eterno reflejo.
Ellos están listos para escribir su propia ciencia ficción, 
Están listos para construir a Bradbury o crear la réplica biomecánica de Philip Dick, 
pero siempre alguien les pone la mano encima. 
 
Lagervitz o quizás Waltari, 
ellos están en continua creación de la onda en frío, 
la que pone en sinestesia todos los versos, 
la que después de recibir y enviar miles de golpes en la construcción de un poema 
permite la histéresis en sus espíritus. 
 
El final se come así mismo, 
Al igual que el mundo, el poema, 
El verso, la palabra 
El sonido 
Porque todos son:
Un sudario de cristal 
 

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