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Es noche de viernes, voy rumbo a una fiesta en Barranco en la línea de buses 73, la que une diferentes distritos de Lima con este último, pero no voy solo, en mis manos tengo la plaqueta que han hecho los alumnos del taller de Andrea Cabel. Un artefacto bello por fuera.
Cuando lo abro, me recibe el poema Persona (Ana María García) y al terminar de leerlo, pienso inmediatamente en un gran magneto negro. Este primer poema no es un viaje, es pasar a otro plano de la noche directamente.
"A un sol la montaña rusa", dice un pasajero en la parte de atrás del bus. Y sí, los siguiente poemas me llevan a otro plano de la montaña más sosegado.
Una plegaria hacia las rocas, hacia uno que no es uno: Plegaria y Negación (Adrian Huamán Araujo), son dos poemas que deben ser leídos como un conjunto.
Mientra sigo con la lectura, me encuentro con el poema Memorias(Fabiola del Mar) y es inevitable recordar, todo lo que uno deja atrás en una caja de recuerdos personal:"Lo he guardado todo [estoy vacía, estoy ausente] y la caja está llena"
Hago una pausa. Veo como las calles cambian de nombres y vuelvo a los poemas. Pluma del Desierto y Prenda Solar (Kevin Martell) , me recuerdan que la calle es más real que lo que se puede ver desde la luna de un autobus.
Las páginas siguen, el bus sigue y "somos perros grises/ deambulando por las calles/ de un polvoriento prisma" (extracto del poema LXIII de Nicolas Sabroso). Queda claro que somos una jauría tras luces nocturnas.
Se me viene a la mente los largos pasos que uno da desde la casa hasta su destino, pero no pienso en el sonido de las pisadas, sino en el sonido de esta imagen:
"Por la mañana
acomodaremos nuestros huesos de las cadera
y caminaremos a casa sin que nadie nos escuche"
El poema Nosotros (Renato Rondinelli) calza perfecto para ello.
A pesar de que es una noche de Junio en uno de los inviernos más fríos en casi 10 años, siento el Sol despiadado del poema Amor de Arena (Susana Arco Artman) así como su arena caliente bajo los pies.
Falta poco para llegar, pero antes me siento en una banca cercana para leer de un tirón a Rosella di Paolo, Jose Carlos Aguero, Rodolfo Suito y Andrea Cabel. Los poemas que se escogieron merecen ser leÍdos sin pausa.
Oquendo de Amat cierra este artefacto, pero ¿en realidad lo cierra o invita a leerlo otra vez?
voz de ángel rosa
¿a dónde me llevarás?
Me quedó con esta última pregunta al entrar a la fiesta; pero al poco rato decido irme. Esta plaqueta hizo su trabajo y la noche está pagada. Ahora les toca a ustedes disfrutarla.


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