El Oro del Imperio/El Oro del Lenguaje-Muestra poética de Miladis Hérnandez

Estos meses han sido de un largo silencio en el blog. Debo confesarles, mis queridos seguidores, que he adolecido de cierta desidia y por ello no le he dado el tiempo para actualizar y cuidar este espacio. Les debo una disculpa general.
Pero esta vez no solo quiero disculparme sino también entregarles un regalo que primero llegó a mis manos y ahora quiero compartirlo a ustedes. Me refiero a la hermosísima poesía de la poeta cubana Miladis Hernandez Acosta.

Ella nació en Guantánamo, Cuba, un 7 de enero y es poeta, editora, crítica y ensayista. Cuenta con un vasto recorrido literario, compuesto por 15 poemarios desde 1994 hasta la actualidad. Entre los  títulos más destacados tenemos los Imponderables Reinos (2020), La isla preterida (2019), Después de la caída (2014), El conjuro de la runas (2004) entre otros.
Su poesía ha sido incluida en varias antologías realizadas en Cuba como fuera de la Isla como Anuario UNEAC (Cuba,1994), Antología de la poesía cósmica cubana (México, 2000), Espejos de la Palabra (Uruguay, 2014) entre otras. Así mismo su obra ha sido estudiada en distintos artículos como De la Filosofía al Protoidioma (Mexico, 2002); Acercamiento a la literatura guantanamera actual (2009) y demás. Finalmente su obra ha paseado por distintos festivales así como merecido distintos premios entre ellos La Puerta de los Poetas (París, 1998), Ángel Escobar (2002) y Hermanos Loynaz (Cuba, 2016)

Sin más preámbulos quiero ofrecer este par de poema que Miladis ha cedido al blog y que a manera de aún inéditos, forman parte de una futura publicación, "El oro del imperio":

Vendedor de Mariposas/Marcel Proust

Asumo
Que sólo soy dos piernas que se sostienen en la tierra
Me dice el vendedor de mariposas
Con riesgo las conserva en los cristales
Queriendo probar vida por otros mares
En lugar de mencionar raros nombres para impresionarme
Y hacerme ver las formas genuinas de la belleza/
Paso mi dedo por el cristal que exhibe un extraño polen
De alas muertas/
Ya no soy lo que quise haber sido/ni tuve
Lo que dejaron los equívocos/
Con dureza me arropo/y maquillo/para suplir el vacío
Que dejaron las ruinas de ayer/voy/digo/o llego/
Después de haber quebrado las posibles ilusiones/
Vicio de creer que llegamos apresar esa felicidad
O confianza en el que llega/
Se han ido todos/mientras  yo me he quedado
Con gráficos para el olvido/
Qué es esta mitad o esa sobradura/
Qué es vivir lo suficiente
Para atrapar colores que cautivan/
Soledad o acompañamiento/de insectos que yacen
Para ser vendidos como finas obras de Arte/
Qué han dejado para mí que estoy muy lejos de esperar
Lo que otros han recibido/
Cómo acceder a los pasos/encontrados/o perdidos/
Rescate para obtener esos brazos que puedan levantarme
Antes o después de la llovizna/
Después que cae un avión en un maizal/
Como poda cruda que se hace en otoño/
O ver un filme donde la niña es la que mata/
Cualquier estación donde pueda podarme hacia dentro/
Invicta pupila que te alcanza/y ve cómo un hombre llora/
O se queda vaciado en la cama/
Sin preguntas ni reprobaciones/
No importa esa fecha/esa estría/
Ni la seda que queda –interpolada-/

El vendedor de mariposas  insiste
En las formas genuinas de la belleza/
Yo estuve llorando en la noche/sin que ese otro entienda
Por qué se llora/por qué la niña mata/
Las mariposas son compradas por otras manos
Que no entienden el daño oscuro de la belleza/
Yo sigo ahí esperando a que llegues y me digas:
Qué ha pasado con esos bosques donde aleteaban
Lo que ahora es fuente hermosa de consumo/
De esa muerte amarilla/que nunca/ se agota/

Jabones de Alepo/

Me anuncian que al norte de Siria/
En una encrucijada de comunicaciones/
A millas de la frontera con Turquía/
En el centro comercial/
Textiles/cementos/jabones/harineras/
En los barrios se conservan mezquitas/madrasas/
Antiguos caravasares/desgarrones de brazos caídos/
Selva corpórea de pieles –vivas- en sepulcros -sin inhumar-
Bullen como el loto/sin permitirme volver a encontrar
La lágrima de la niña cayendo entre alambres/
Sin pasar al otro lado donde queda el agua como almíbar/

Me avisan que están atravesando el foso/
Que no debo pasar como las almejas/sin ira/ni misericordia/
Que adentro están los cuerpos/con lozano diseño
Como espinas/enconados/y que el nombre de la niña no existe/
Ni el perro que estuvo en la fila/imprudente/
Que otros se pudrieron con estupor/con labios resecos/
Con la única palabra/que no se pronuncia/
Avisan que llegarán los divergentes/que hirieron pero se fueron
Como oscuros animales/lisérgicos/huraños/hacia la arena/
Soltando esos huesitos/ caramillos de bocas difuntas/
Expedicionarios frugales/con alcatraces/
Que continuarán aumentando/los que quedan/
Sin refugio/en el lodazal/
Pero he aquí que me retiro con la levedad de siempre/
Con mi rojo cerezo/ a vivir sin la importancia
De tener un doble o replicarme con la esperma/
De no vaciarme en el foso/ porque allí se pierden
Los libros de familia/el mar y los cielos/
La cadenita de oro de la niña desangrada en la cerca/

Allí solo entra el carrocero a llevarse las telas/los techos/
Los últimos tanques/las larvas del becerro/
Que allí hay Moscas/asesinos en serie/excrecencias pegadas /
Provocando la desecación de los suelos/


La poeta Miladis Hernandez Acosta (Guantanamera, Cuba)

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